José, es el personaje olvidado de la navidad. Obviamente en la navidad celebramos el nacimiento de Jesús, el Cristo o Mesías, quien vino a este mundo para salvarnos de nuestros pecados. Jesucristo es Emanuel, Dios con nosotros, y con razón es el personaje central de la navidad. Cualquier navidad que no tenga a Jesús como el enfoque principal pierde su sentido y se convierte en una fiesta más sin propósito o significado. Sin embargo, José siempre ha ocupado un lugar secundario en las representaciones navideñas. En la Biblia tenemos las palabras de los ángeles, de María, de los pastores, de los magos, de los padres de Juan el Bautista, pero en las Escrituras José no dice una sola palabra. José recibió cuatro órdenes de Dios a través de un ángel, y en las cuatro fue obediente al Señor. José fue un hombre cuyo estilo de vida era conforme a la palabra de Dios y del que podemos aprender mucho y también imitar su fe.
José era un carpintero en Nazaret, la ciudad al norte de Israel, en la provincia de Galilea. Aunque originalmente la ascendencia de José era de la ciudad del rey David: Belén; José estaba en Nazaret porque muchos años antes mucha gente piadosa de Judea fue a Galilea con el propósito de convertir a los “paganos”. Por lo tanto, es muy posible que José era de una familia muy religiosa. De hecho, la única persona en el Nuevo Testamento llamada “hijo de David” aparte de José es el Señor Jesucristo. Mateo 1:19 se refiere a José como un hombre justo, es decir, alguien que observaba fielmente la ley de Moisés. Además, José era una persona humilde porque cuando él y María presentan a Jesús en el templo ofrendan un par de tórtolas porque no tenían suficiente para un cordero.
Mateo 1:18-25 y Lucas 2:1-7 relatan el nacimiento de Jesucristo. Lucas se enfoca principalmente en la llegada de José y María a Belén y en el nacimiento de Jesús, pero Mateo da un poco más de contexto sobre José, su fe y obediencia. La primera orden que recibió José fue la de casarse con María, su prometida, a pesar de que ella se encontraba embarazada. José y María habían hecho un compromiso matrimonial ante un rabí en una ceremonia oficial. Duraba un año y era tan solemne que se necesitaba un divorcio para romperlo. El contacto sexual estaba prohibido y si se daba era considerado adulterio. José se da cuenta que María estaba embarazada y que él no era el padre. Al enterarse de esta situación, José quería dejarla secretamente porque amaba a María y no quería infamarla, aunque esto no reivindicara sus nombres públicamente ya que el quedaría como el esposo al que le fueron infiel y María tendría que criar sola a su hijo ante el repudio de la sociedad. Al estar pensando en qué hacer, un ángel del Señor le apareció en sueños y le ordenó: “No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20).
José estaba siendo llamado a sufrir grandes pérdidas. Si él se casaba con María, la gente asumiría que él era el padre y su reputación como hombre recto se iba a ir por los suelos. Además, José perdería el placer de iniciar la intimidad sexual con su esposa, en inocencia. Era la primera vez, y la única, que alguien era concebido por el Espíritu Santo y tenía que creerle a Dios por fe. Además, el ángel le dio otra orden: “y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). José estaba llamado a privarse del importante privilegio de engendrar su primer hijo y ponerle nombre. El nombre Jesús significa Dios es salvación y representa el propósito del nacimiento del Hijo de Dios, de la navidad. Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores; para acercarnos a Dios. Para morir por nosotros; morir en lugar de nosotros.
Nunca había sucedido algo semejante en las Escrituras o en la historia, pero José decidió ser obediente. Sin argumentar ni dudar un momento: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer” (Mateo 1:24). José era un simple carpintero, pero era un hombre obediente a Dios sin importar el costo o las circunstancias.
Un tiempo después, Mateo 13:12-23 relata la trágica historia de la matanza de los niños inocentes por parte de Herodes quien había escuchado que había nacido el Rey de los Judíos y buscaba eliminarlo. Nuevamente un ángel visita a José para para prevenirle sobre Herodes y le ordena huir a Egipto: “Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo” (Mateo 2:13-15). José ahora tiene que dejar su tierra, sus amigos y su trabajo para ir a un lugar extraño y sin saber cuánto tiempo debía quedarse en Egipto. Sin embargo, José decidió ser obediente al Señor de inmediato y sin cuestionar la voluntad divina.
La cuarta orden que José recibió y obedeció fue cuando el ángel lo visitó nuevamente para decirle que se regresara a Israel: “Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel” (Mateo 2:19-21). Es probable que José y su familia hayan estado en Egipto alrededor de dos años. José es llamado a dejar su trabajo, su nueva vida y las comodidades que ofrece un mejor lugar. Sin embargo, nuevamente José obedeció de forma inmediata sin tomar en cuenta las implicaciones que tendrían para él su familia el dejar todo nuevamente. Además, Dios le reveló en sueños que regresase a vivir a Nazaret sin darle ninguna explicación. Regresar a Nazaret significaba enfrentar otra vez la presión y el rechazo social, pero José decidió ser obediente como siempre lo había hecho.
José fue un hombre obediente a Dios. A pesar de ser el personaje olvidado de la navidad y de que no sabemos mucho de él, podemos aprender mucho de su ejemplo. Sólo a través de la obediencia podemos conocer y agradar a Dios. Así como nos preparamos para celebrar la navidad, espero podamos preparar nuestro corazón para Jesús, en obediencia a Él. ¿Es usted una persona obediente a Dios? José lo fue y nos invita a imitar su fe en esta navidad y durante el resto de nuestras vidas.
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