La familia es la base de la educación cristiana y los padres son los principales responsables en la instrucción espiritual de sus hijos. Estas verdades, aunque comúnmente aceptadas, son desgraciadamente poco practicada. En muchas ocasiones los padres piensan que las verdades espirituales son responsabilidad de las iglesias y las iglesias se olvidan de capacitar a los padres para que ellos puedan enseñar a sus hijos.
Hace dos semanas estuve en una conferencia para profesores de educación cristiana de bastantes seminarios y al final de estos días juntos nuevamente llegamos a la conclusión de que la Biblia tiene razón al afirmar que los padres son los principales responsables de la educación religiosa. Por lo tanto, en los seminarios debemos capacitar a los futuros líderes para que ellos a su vez puedan capacitar a los padres.
El hogar cristiano es el sostén más importante de la iglesia y también la forma más efectiva para que los cristianos sean la luz de la sociedad. Vivimos en un mundo donde la familia cada vez va perdiendo su valor como lo demuestra la enorme tasa de divorcios, madres solteras, padres ausentes y personas que deciden vivir juntas ya que “no creen el matrimonio”. Por lo tanto, es imprescindible que los hogares cristianos reflejen el modelo perfecto que Dios tiene para la familia.
Sin embargo, es difícil ser ejemplo de algo si no se conoce primero cuál es el modelo que se tiene que reflejar. Me parece que un buen hogar cristiano debe tener por lo menos 5 características, cada una basada en las letras de la palabra hogar:
1. Honra a Dios. Dios es la base de las relaciones intrafamiliares. Un buen hogar cristiano sabe que Dios rige nuestra conducta. Por ejemplo, la del esposo, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25); la de la esposa, “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios 5.22); y la de los hijos, “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). Cada miembro de la familia debe relacionarse con los demás tomando en cuenta el modelo y la dirección de Dios.
2. Obedece a los padres. En un hogar cristiano los hijos obedecen a sus padres y aprenden de su sabiduría. La sabiduría, desde el punto de vista bíblico, se refiere a la buena conducta no necesariamente al conocimiento teórico. Por lo tanto, la instrucción de los padres tiene el propósito de guiar a los hijos en el camino correcto. Los siguientes proverbios reflejan esta verdad: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre; Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello” (Prov. 1:8-9); “Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás. (Prov. 4:1-4); “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen” (Prov. 6:20-23.
Guía a los hijos en la instrucción del Señor. Los padres deben enseñar a sus hijos los principios de Dios en todo momento. El fundamento de la fe judía se centraba en la verdad de que Dios existe y que debe ser amado sobre todas las cosas. Los padres tienen la responsabilidad de comunicar esta verdad durante todo el día y a través de diferentes medios: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Dt. 6:4-7).
Aporta para las necesidades de la familia. En un hogar cristiano cada miembro de la familia vela por los intereses de los demás. Tanto los padres como los hijos deben apoyarse mutuamente económicamente y en todos los aspectos. Apoyar a nuestros familiares es parte de la fe cristiana: “Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios…porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5: 4,8).
Representa a Dios. Todos los cristianos somos embajadores de Cristo ante el mundo: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo” (2 Cor. 5:20a). Por lo tanto, en el hogar cristiano cada miembro representa cómo debe conducirse un hijo de Dios en ese papel familiar.
Una frase en inglés dice que no existe un mejor lugar que el hogar. Estoy de acuerdo, pero le añadiría que en ese hogar se viva de acuerdo a los principios de Cristo. ¿Cómo es el suyo?